miércoles, 29 de agosto de 2012

Un Mundo Sin Miedo (6)

Capítulo 5
Un Nuevo
Comienzo

Esto no podía estar pasándome a mí, yo solo era una chica normal, no podía ser una “mensajera”, me parecía algo totalmente imposible.
Demonios, guardianes, pegasos… Todo lo que creía conocer comenzaba a perder todo su sentido. Todavía no sabía si todo esto era real, o simplemente estaba loca por tener este tipo de sueños y creérmelos.
Mientras yo seguía rompiéndome la cabeza, aquella chica que decía ser yo, que pretendía darle un vuelco de trescientos sesenta grados a mi vida, estaba allí sentada delante de mía, siempre con su yegua Noche al lado, era como si después de aquella impactante historia sobre los mensajeros y el origen de la primera elegida de Luna, estuviese esperando a que mostrase alguna emoción a mayores de la de confusión.
No sabía que decir, para mí todo esto eran demasiadas emociones de un golpe, no sabía qué hacer, así que decidí que fuese ella la que pronunciase la primera palabra, y creo que se dio cuenta de ello…
-          Han pasado siglos desde la aparición de la primera mensajera de Luna, pero cuanto más avanzan, mayores son sus fuerzas y superior es el equilibrio de su alma, pues la sabiduría y las habilidades de las enviadas por la guardiana de la noche se va heredando, por ello, siempre se van haciendo cada vez más fuertes. Tú has sido elegida por Luna desde el momento de tu nacimiento. Eres la más fuerte de todas las guardianas de la noche que han existido, es tu destino…
-          Pero… Yo no estoy preparada para algo así. Solo soy una chica corriente, alguien que siempre pasa desapercibida. No  me hago notar ni al hacer amigos. No soy nadie.- Cuanto más recordaba mi espantosa vida, mayores eran mis ganas de llorar. Siempre me había sentido fuera de lugar.
El silencio volvió a invadir todo aquel lugar, yo estaba a punto de dejar salir mis lágrimas. Ella seguía mirándome con sus impactantes ojos, pero no lo hacían con intensidad y firmeza, sino que más bien eran ojos de comprensión, compasión y alegría. Aquella mirada era para mi alma como una fresca brisa en el agotador desierto.
-          Cuanto más hablas, más confirmas tu identidad. No tenemos mucho tiempo, tienes que darte cuenta de una vez de que tú ya no eres Ana, sino que eres la actual mensajera de Luna. Todo cuanto conoces ha cambiado, tendrás que abandonar toda tu vida para cumplir tu misión, es el destino que la guardiana ha elegido para ti.
Esas palabras me marcaron, ¿tan importante era realmente todo aquello? Y lo de abandonar toda mi vida, aunque no fuese perfecta, me aterraba. No estaba lista para afrontar algo de esas magnitudes, la verdad es que ahora mismo comenzaba a tener miedo.
Sabía que todo esto podría traerme problemas, pero… ¿Qué otro remedio me quedaba? La verdad es que todo aquello me confundía y me sorprendía al mismo tiempo. Hacía ya muchos años en los que había dejado de creer en ese “Dios” supremo que todo lo sabe y todo lo puede, que tan solo es bondad; y ahora, de un día para otro, descubro que realmente había algo, que no estaba sola. Todo me cuadraba mejor: seis, no uno, no son perfectos, pero si compasivos, no son todopoderosos, pero se ayudan entre sí. Cuanto más pensaba en ello, más me iba convenciendo a mí misma de que todo esto era una realidad.
-          Tienes que irte, está a punto de amanecer, coge lo justo y necesario para emprender el viaje, mañana partirás hacia tu nuevo hogar. A partir de aquí seguirás sola.
-          ¿Cómo? – La idea de quedarme sola me aterraba. – Pero, ¿cómo sabré a dónde ir? ¿Qué debo hacer? – La cabeza se me llenaba cada vez de más y más dudas.
-          Lo sabrás, estate tranquila, ahora debes reunirte con los otros mensajeros, ellos te reconocerán en cuanto te vean. Te deseo mucha suerte, y que el poder de Luna te acompañe…
-          Espera!...
Nada, en un abrir y cerrar de ojos había vuelto a mi asqueroso mundo real.
Mis padres no estaban en casa, pues era sábado y siempre bajan por las mañanas al mercado. Eran las once y media, pero aun así me apresuré a coger mi mochila y comencé a prepararla para que todo estuviese a punto cuando llegase el momento de partir.
La cantimplora con agua, el pañuelo, un cuchillo pequeño de la cocina, mi diario y mi pluma iban a ser las únicas cosas que llevaría en la mochila, pues a lo que a comida se refiere, ya la iría  consiguiendo por el camino si la necesitaba.
Faltaba muy poco para la media noche, mis padres ya estaban profundamente dormidos, así que aproveché la ocasión, me puse las botas de montaña y cogí la mochila ya preparada. Abrí la puerta de mi habitación y sigilosamente caminé por el pasillo hasta salir de la casa. Nadie se había dado cuenta de mi escapada, así que aproveché el momento y me eché a correr lo más lejos posible antes de que alguien me echase en falta.
De repente vi algo que me hizo frenarme en seco, había pasado cientos de veces por aquella zona y jamás había visto aquel maltrecho camino, el cual parecía ser la entrada a un frondoso bosque. En el fondo sabía que todo aquello era una locura, pero había llegado demasiado lejos como para echarme ahora atrás, así que decidí adentrarme en la espesura. A penas había dado unos pasos cuando pude fijarme que la entrada del bosque había desaparecido, no había salida, por lo que no nos quedó más remedio que el de seguir avanzando. Cuanto más me adentraba, más me sorprendía aquel lugar, el olor a menta fresca y las luciérnagas que mostraban su cálida luz a plena noche… Aquel lugar parecía mágico.
Tras dos largas horas de caminata, el bosque desapareció para darle paso a una hermosa laguna, la cual reflejaba la belleza de la luna en sus cristalinas aguas. Poco fue el tiempo que tardé en darme cuenta de que a las orillas del lago se encontraba un pequeño objeto brillante, y pude comprobar que trataba de un bonito colgante, de lo que parecía ser oro, con forma de luna, así que, me lo pude, y seguí mi camino sin rumbo.
Avanzaba sin descanso, pero a pesar de todo, las piernas me pedían una tregua, no estaba acostumbrada a trayectos tan largos, así que decidí sentarme a descansar en un viejo tronco al que el viento debió derribar tiempo atrás… De pronto, escuché un extraño ruido entre los arbustos, estaba aterrada, fuese lo que fuese venía hacia mí y yo no sabía qué hacer, así que me levanté y eché a correr, solo podía rezar porque aquel ser no me alcanzase, pero un bache en el camino me impidió continuar, cayéndome al suelo y golpeándome la cabeza en una roca. Comencé a temer por mi vida, no tenía fuerzas para levantarme, solo me quedaba resignarme a mi destino, pero, de repente, se alzó el silencio, ya no se escuchaban los pasos de aquel ser, y como salida de la nada, apareció ante mí una misteriosa chica vestida con una túnica similar a la de un monje, pero era distinta, ya que estaba adaptada con una especie de armadura en los hombros de color violeta y un cinturón del mismo color, el cual llevaba unas pequeñas bolsitas de cuero negro. No pude ver mucho más, los parpados me pesaban y todo comenzaba a verse de color negro…

Me dolía mucho la cabeza, todo me daba vueltas, al menos seguía estando viva, pero aun así, seguía desconcertada, no sabía dónde me encontraba, nunca había estado antes en aquel lugar. Era como un pequeño dormitorio, todo e madera, tanto el suelo como las paredes, era un sitio bastante humilde, solamente había un escritorio, un armario y la cama en la cual me encontraba. La instancia estaba muy poco iluminada, a pesar de ser plena tarde, la luz casi no entraba por la ventana y la única luz que tenía era la de unas cálidas velas azules que ya casi estaban terminadas.
De pronto se abrió la puerta, volví rápidamente a hacerme la dormida, pero pude fijarme que la persona que entraba era aquella misma chica que viera la noche anterior en el bosque, todavía llevaba aquella extraña túnica, tenía curiosidad por saber quién era, pero algo sucedió, una especie de brisa entró en la habitación, apagando así todas la velas y cerrando la ventana que permitía la entrada a un escaso haz de luz. No podía ver nada, no sabía que estaba ocurriendo, solo escuchaba ruidos de pasos y de algo metálico. Sentí como si alguien se sentase en la cama en la que me encontraba, solo podía cerrar los ojos…
-          Tranquila, no te voy a hacer daño, estás a salvo. - Su voz era serena, pero aunque me costase confiar, no me quedaba más remedio que creer en su palabra.
-          Pero… ¿cómo supiste que estaba despierta? - Yo seguía sin abrir los ojos.
-          No lo sabía, solo confiaba en ello, ahora, abre los ojos.
-          Da igual que los abra o no, estamos totalmente a oscuras, no voy a ver nada.
-          El poder de la guardiana de la noche y la oscuridad reside en ti, tienes dones únicos con los que nunca imaginaste, confía en mí…
Poco a poco fui abriendo los ojos, y mi sorpresa fue cuando descubrí que podía ver con total nitidez, la única diferencia era que lo veía todo con un tono mucho más azulado. Era algo increíble, pero cuando iba a incorporarme ella me agarró del hombro, dejándome así inmóvil.
-          ¡No! Espera, ponte esto.
En sus manos había lo que parecía ser un pasamontañas, me lo puse, y al final me soltó, cuando me erguí pude comprobar que aquella chica ya no llevaba puesta la capucha de su atuendo, en su lugar poseía un imponente casco metálico, el cual llevaba unas grandes alas a los laterales y le cubría toda la cabeza, tan solo se podían observar sus impactantes ojos violetas y gran parte de su plateada melena.
-          ¿Para qué el pasamontañas?
-                     Los mensajeros nunca muestran su rostro, ni tan siquiera entre ellos, así evitamos traiciones o cualquier tipo de riesgo relacionado con nuestra identidad.
-                     ¿Nuestra? ¿Acaso tú también eres una mensajera?
-                     Así es, soy la mensajera de Aura, guardiana de los vientos. Aunque aquí nos identificamos con el nombre de nuestro guardián, así que puedes llamarme simplemente Aura. Por cierto, es un honor conocer al fin a la mensajera de la guardiana de la noche, bienvenida Luna.
Después de todo lo ocurrido, el mero hecho de que me identificasen con una mensajera ya lo tenía asumido.
-          ¿Y cómo has sabido quién era? Si no te he visto en mi vida.
-          Por tu colgante.- En ese mismo instante me acordé del colgante con la luna que llevaba puesto, intenté quitármelo, pero el cierre había desaparecido, todo esto era una locura.- Ese es el símbolo de toda enviada de Luna, es como una marca, es el amuleto que te identifica y te protege.
-          -Valle, ¿pero a qué viene tanto secretismo? Quiero decir, ¿ese casco es necesario?- Lo que dije debió de resultarle gracioso, pues esbozó una pequeña sonrisa.
-          No, esta es como mi armadura, mi uniforme por así decirlo, entre estos muros utilizamos las túnicas, pero fuera nos vestimos con otras prendas como esta. Cada mensajero tiene su propia y equipo, no hay dos iguales, y siempre con nuestro armamento.
-          ¿De verdad? ¿Incluso yo?
-          Por supuesto, la tuya no es la que más proteja precisamente, pero es la que más libertad de movimiento ofrece, y eso las mensajeras de Luna siempre han sabido aprovecharlo muy bien. Puedes ponértelo ahora si quieres en vez de ese pasamontañas. Se encuentra en ese armario de la esquina.

Lo abrí y no podía creer lo que estaba viendo, aquello era como una gran sala de entrenamiento: cuerdas, sacos de boxeo, muñecos de combate, cuerdas que atravesaban la habitación… Aquello parecía preparado para un entrenamiento militar. Estaba absorta en aquel lugar, hasta que Aura rompió con el silencio…
-          Allí en las vitrinas del fondo, allí encontrarás tu equipo.
Era cierto, allí estaba, pero ante mi sorpresa, me di cuenta de que ese atuendo me sonaba de algo: el sombrero, los guantes, el pañuelo, las botas, los pantalones y la blusa, todo de color negro. Entonces recordé, era la misma ropa que llevaba aquella chica de mis sueños u la que llevó la primera mensajera de la noche.
En otra vitrina cercana se encontraban las armas, se notaba que eran únicas, pues se veía el especial cuidado que habían recibido, allí se encontraba una daba y una espada, esta última tenía algo inscrito: “En Nombre de Luna, de la Noche, y del Espíritu del Viento”.
-          Aura, ¿qué significa esto?
-          Es el rezo a la guardiana Luna, la noche que gobierna y la fuerza del viento que mueve sus alas, es como si el espíritu de la guardiana se concentrase en el filo de esa espada. Esas armas han sido forjadas especialmente para ti en cuanto supimos que tu llegada estaba cerca. Ahora ponte tu túnica y tu equipo, a excepción de las armas y el sombrero claro, voy a presentarte a los otros cuatro.
Mi túnica era muy similar a la de Aura, solo que esta tenía la armadura de los hombros y el cinturón de color azul, una luna en la manga derecha, y en lugar de bolsitas enganchadas, poseía una especie de cuchillas, casi no se me veía la cara con la capucha puesta.
-          Vamos con los otros…

martes, 14 de agosto de 2012

Un Mundo Sin Miedo (5)

 Capitulo 4 (2/2)
Descubriendo la Historia sobre el Origen


"...
Había llegado el gran momento, solo faltaban unas pocas horas para la llegada del eclipse y luna ya estaba preparada para la gran batalla. Iba a ser una lucha difícil, pero tenía fe en que tanto Arkano como su ejército serían derrotados. El cielo comenzaba a oscurecerse, las batallas se volvían más intensas, y la tierra comenzó a ocultarse por una espesa niebla que anunciaba el ascenso desde los infiernos, Luna estaba preparada, y no pensaba dejar que Arkano acabase cumpliendo su deseo de venganza.
Sombras comenzaron a salir de la nada, poco a poco fueron recuperando su endemoniada forma original, era un ejército inmenso, miles de demonios a la orden de un alma llena de maldad y penurias. Allí estaba el, tan arrogante y soberbio como la guardiana lo recordaba, solo había una diferencia desde la ultima vez que le vio, ahora, Arkano poseía más poder, pero eso a Luna, pensaba luchar hasta la muerte si fuese necesario.
Los demonios intentaban avanzar, pero la guardiana se lo impedía, aunque eran fuertes, Luna podía retenerlos, poco a poco consiguió introducirse en medio del ejército, estaba sola pero su poder era grande y su técnica en combate implacable. Aunque, a pesar de estar derrotando a gran parte de los componentes de su ejército, estos parecían no acabar jamás, y Arkano disfrutaba viendo como la guardiana iba perdiendo fuerzas mientras sus tropas iban avanzando, ya nada ni nadie podría detenerlo, y menos ahora que el eclipse estaba ya en su pleno apogeo. El mundo y los guardianes se someterían ante el inmenso poder de Arkano.
La visibilidad era escasa, y la luna ya había tapado al sol por completo, todo parecía estar perdido, pero de repente, como de la nada, la estampa de una chica montando un corcel negro irrumpió en la batalla. Esta vestida totalmente de negro, y con un sombrero y un pañuelo que le tapaba la mitad de la cara, todo de este mismo color. Pero no venía desarmada, en su espalda traía enganchado un arco plateado, y alzada en su mano derecha una imponente espada. Entonces Luna sonrió, había llegado el momento de que Arkano volviese a los infiernos de los que había salido, y sus planes serían destruidos por una mano sin miedo, por la mano de la mensajera de Luna, la firme mano de Selene.
Al más veloz de los galopes, Selene arrasó con la mitad del infernal ejército, como si de polvo se tratase. Pero Arkano no se dio por intimidado, y mientras contemplaba como la guardiana seguía luchando, decidió acabar con todo aquello derrotando a la mensajera enviada, no iba a permitir que nadie le arrebatase el poder.
En cuanto Selene vio acercarse a Arkano, esta cogió una flecha y con una tenaz puntería se la clavó en una pierna, haciendo que este perdiese fuerzas y cayese al suelo. Pero cuando se acercó a él, Arkano cogió un puñal y se la lanzó a la mensajera, dándole en un costado. Esta perdió el equilibrio y se desplomó sobre el suelo, perdiendo a su vez mucha sangre. Su rival se alzó, cogió de nuevo el puñal, agarró a Selene y se lo colocó en el cuello con intención de clavárselo y proclamarse así vencedor. Pero a pesar de casi no tener ni fuerzas, Selene le dijo una advertencia, esta pudo escucharse por todas partes, como un susurro del alma misma…

"Ha llegado tu momento, mátame aquí y ahora, no tendrás otra oportunidad como esta, si lo consigues desapareceré,no volverás a saber de mi existencia, pero si fracasas en el intento, jamás te podrás librar de mi.
Siempre estaré ahí, en cada sueño, en cada sombra, en cada noche, en cada luz de luna… Seré el demonio de tus pesadillas, te haré sufrir hasta el punto en el que desearás estar muerto. No estarás seguro en ningún lado, da igual donde te escondas, siempre te encontraré. Desearás ver el filo de mi espada en tu pecho con tal de no verme más. El estruend de los cascos de mi montura retumbará en tu mente cada noche, sus ojos propagarán su ira hacia ti.
Debiste matarme cuando tuviste tu oportunidad, porque en cada gota de sangre que derrames, en cada llanto con lágrimas de tu dolor, en cada grito de desesperación que exprese tu nombre.. Ahí estaré yo, dandote mil puñaladas por cada rasguño que provoques...
Soy aquella enviada a propagar el mensaje de quien guarda la noche y la oscuridad.
Estate atento, porque ni tu ni quienes te siguen jamás estaréis protegidos. Haré que tus amigos sean tu enemigos, y que tus enemigos ansien tu muerte, estarás solo.
He sido enviada para acabar contigo y con quienes amenacen la protección de la noche y la oscuridad, y cumpliré mi misión, tarde o temprano te las verás conmigo y no tendrás escapatoria. Solo morirás cuando yo te lo permita, soy el verdugo que realizará tu ejecución…”
 
Estas palabras no significaron nada para Arkano, y su única respuesta para ellas fue una despreciable carcajada llena del orgullo propio de un necio. Pero a pesar de que aquellas palabras no afectaron a su rival, si que le llegaron a Luna, la cual al escuchar a su enviada, cogió fuerzas se alzó sobre Arkano derribándolo en el suelo. Esto no le causó daño alguno, pero entonces Selene se alzó, cogió su espada y se la se la clavó a Arkano en su desalmado corazón. En ese instante se comenzó a escuchar un estridente chillido, los demonios se desvanecían poco a poco, volviendo a si al lugar del cual habían salido, pero, cuando la mensajera quiso darse cuanta, Arkano yo no estaba, había desaparecido junto con todo su ejército, pues aunque le clavasen cien mil flechas, este jamás moriría debido a su carencia de corazón y alma lo hacían casi invencible, pero no inmortal. Algún día Arkano volvería a cumplir su venganza, y entonces la enviada de Luna acabaría definitivamente con el.

Ahora el mundo se encontraba a salvo, las batallas habían cesado, la gente volvía a salir de sus casas y reanudaban sus vidas.
A partir de ese instante Selene había fijado su destino, se dirigió  hacia la guardiana, y la observó detenidamente, desde sus imponentes patas hasta las gigantescas alas, pero lo más hermoso era el brillo de sus negras crines brillando a la luz de la luna. Sabía que pocas veces iba a poder verla como en ese momento la veía, así que cogió, se quitó el sombrero, y arrodillo ante ella como símbolo de sumisión eterna, Luna lo aceptó, y al momento cogió el vuelo hacia el cielo hasta que se perdió de vista.
Selene cogió su espada, y volvió a subirse sobre su montura, saliendo repentinamente al galope, sin un destino fijo, sin saber cual sería su próxima misión, pero siempre con la fuerza que la guardiana le había entregado, defendiendo con orgullo y honor la protección de la noche y propagando el mensaje que la oscuridad le había cedido, teniendo siempre presente a Luna en su corazón…"

lunes, 13 de agosto de 2012

Un Mundo Sin Miedo (4)

Capítulo 4 (1/2)
Descubriendo la Historia sobre el Origen

 "Hace cientos de años, el mundo era un lugar pacifico, la gente no tenía preocupaciones, estaban viviendo una época llena de felicidad y armonía.
Desgraciadamente, esos tiempos no duraron demasiado, pues Arkano, señor del mal y las tinieblas, decidió darle fin a esa era de alegría y prosperidad, abriendo así una nueva etapa de terror y crueldad.
Arkano fue uno de los primeros seres que descubrieron la existencia de los guardianes y el inmenso poder que estos poseían.
Los guardianes, seres místicos, espíritus libres, siempre ligados y ocultos en la naturaleza y sus elementos.
Entre estos seres se encontraba Aura, guardiana de los vientos, era la más rápida de los seis guardianes y era a su vez, gran amiga de Luna; Aura poseía la forma de una hermosa águila. También estaba Sol, guardián del día y la luz, este, siempre presente como un zorro dorado, era e más sabio de los guardianes, además, sentía una especial compasión hacia la especie humana.
Otro de estos seres era Saltus, guardián de la naturaleza y los bosques, Saltus era un ser sigiloso y equilibrado, este estaba siempre oculto en cada bosque, en cada prado, en cada arbusto… Este guardián adoptaba la forma de un lobo plateado. También estaban Aestus, guardián del desierto y buen amigo de Sol, y Lacus, guardián del agua y las mareas. Aestus adoptaba la forma de un imponente toro, este guardián tenía un carácter más imparcial y estricto, pero aún así, en el fondo de su ser, tenía un corazón puro junto con un espíritu lleno de armonía y equilibrio. Mientras que por el otro lado estaba Lacus, poseedor de la forma de un gran dragón blanco, este tenía a Saltus como buen amigo de aventuras y gran guerrero en la batalla, era un ser lleno de alegría y
vitalidad, siempre con energías suficientes para comenzar una nueva aventura.
 Finalmente estaba Luna, guardiana de la noche y la oscuridad, esta era poseedora de la hermosa forma de un pegaso negro. Luna creó la noche y la oscuridad con la finalidad de poder darles cobijo a todos aquellos seres que estuviesen en peligro durante el día, un lugar donde no tener miedo; sin embargo, a diferencia de Sol que era y es alagado por todas las civilizaciones, debido a la interpretación que se tiene del día y la luz como símbolo de pureza y vida, Luna era relegada a una posición mucho más cruel, pues los humanos le dejaron a la noche y a la oscuridad un lugar en la historia repleto de maldad, brujerías, miedo e infiernos, pero a pesar de los grandes esfuerzos que la guardiana invertía para darles fin a esos mitos, todo acababa en un mero deseo sin cumplir. Pero aun así, jamás sintió ningún tipo de envidia hacia Sol, ni de odio hacia la humanidad. Sin embargo, desde que el ser humano rechazó de tal manera a la guardiana, esta comenzó ha convertirse en un ser mucho más solitario, pues veía como poco a poco, la noche y la oscuridad en miedo y desesperación, esto produjo que Luna, a pesar de ser un espíritu puro, comenzase a castigar con más severidad a todos aquellos que osasen perturbar la armonía de la noche, y por lo tanto romper la protección que la oscuridad ofrecía. Eran muchas las ocasiones en las que Aura intentaba hacerle más amenos esos momentos de tristeza y soledad a Luna, pero incluso ella sabía que esto solo llegaría a solucionarse cuando la decidiese por fin escoger a una mensajera, y así poder al fin, restablecer el equilibrio en la oscuridad y la noche.

Los mensajeros eran seres escogidos por los guardianes para propagar su mensaje por el Mundo y a su vez, poder proteger determinados elementos. Todos los guardianes habían elegido ya a su correspondiente mensajero, desde el imponente Aestus hasta el sereno Saltus, todos, a excepción de Luna, que todavía no había encontrado un espíritu lo suficientemente puro como para propagar el mensaje de la oscuridad, defender la protección que la noche ofrecía y expulsa al mal que en la misma habitaba.
Normalmente, los mensajeros eran seres sin un lugar determinado en el mundo, personas rechazadas por la sociedad, luchadores y con un carácter energético pero equilibrado.
Aunque a pesar de tener estas importantes cualidades, a Luna no le parecían suficientes como para acarrear la gran responsabilidad que la noche ofrecía. La guardiana buscaba a alguien verdaderamente diferente, alguien con fuerza de voluntad y fiel a sus sentimientos; alguien que no le tenga miedo a nada por defender lo que realmente quiere y, que sobre todo, que conozca lo que realmente es el miedo, para así poder enfrentarse a el y salir victoriosa.

Pero todo cambió un día en un pequeño pueblo de campesinos apartado del resto del mundo, en este humilde lugar habitaba una joven chica llamada Selene. Selene había sido criada casi toda su vida por sus tíos ya que sus padres habían fallecido cuando ella tan solo era una niña, debido a una gran guerra que todavía seguía presente en los corazones de la gente, miles de vidas terminadas con el filo de una espada en su cuerpo, miles de mujeres que no volverán a ver a sus maridos, ni a sus hijos ni a sus hermanos; todo por una espantosa guerra que había estallado veinte años atrás y que, todavía, no se le veía llegar a su fin.
A sus diecisiete años, Selene había vivido siempre en un mundo donde todos aquellos que le rodeaban hundían sus vidas en el miedo y el caos. Pero a pesar de todo, esta nunca se dejó dominar por ese miedo, ya que siempre supo que después de cada día tormentoso viene una hermosa noche estrellada. Aunque, lo que Selene no sabía, era que lo que estaba ocurriendo no era una simple guerra entre reinos, sino algo mucho mayor, una fuerza que ni ella podía comprender.

Pasaban las noches y el terror seguía apoderándose de la gente, Selene se veía sola en una mundo sin la felicidad que jamás llegó a conocer, desesperada por no encontrar a nadie que buscase una solución a las incesantes batallas que cada día se llevaban consigo cientos de vidas inocentes, solo le quedaban los suelos con los que disfrutaba cada noche. Pero lo que Selene desconocía era que, jamás estuvo sola, siempre estuvo vigilada y protegida por el corazón de la noche y el espíritu de la oscuridad, el alma de Luna.
Desde hacía ya un tiempo, aunque el resto de los guardianes no lo supiesen, Luna había estado observando a Selene, entrenándola desde sus más profundos sueños y poniendo siempre a prueba si espíritu de guerrera. La guardiana estaba totalmente decidida a convertir a aquella chica en su primera mensajera, tan importante era el destino que Luna le estaba preparando, que ni tan siquiera Aura era sabedora de el.

Una noche como otra cualquiera, Luna presintió algo que la inquietó, sabía que ese momento llegaría, pero no creyó que fuese a hacerse presente tan pronto, el momento en el que Arkano, el mismo al que Luna había condenado a vagar por los infiernos por osar apoderarse de los poderes de la guardiana para gobernar sobre el Mundo, ascendiese de nuevo a la Tierra con el fin de cumplir su sed de venganza.
Esta era una situación preocupante, Arkano no venía solo, su inmenso ejercito de monstruos y demonios le acompañaban a la batalla, pues no solo se vengaría de la guardiana, sino que también se apoderaría del poder y la oscuridad, sometiendo as su vez a todos los habitantes de la Tierra y con ellos, a los otros cinco guardianes.
Pero todavía había tiempo de evitar las cientos de muertes que Arkano tenía preparadas. Ya que este no podía irrumpir el la Tierra hasta el próximo eclipse solar, en el que su magia negra sería más poderosa que nunca. Aunque, lo que Arkano desconocía era que no iba a ser el único que conseguiría fuerzas con el eclipse, pues Luna también lo haría, además, esta poseía dos poderosas armas que Arkano desconocía. Una era que Luna era un ser milenario, lo que significaba que su control sobre la noche y la oscuridad había sido perfeccionado a lo largo de los siglos, hasta tal punto que nadie se atrevía a desafiarla, ni tan siquiera los otros guardianes. Pero la otra arma que la guardiana preparaba como golpe definitivo hacia Arkano, tenía a su mensajera, tenía a Selene.

Faltaba muy poco para la gran batalla, y el peligro podía sentirse incluso en el pueblo donde Selene habitaba. Aunque nadie se podía imaginar lo que iba a suceder, el pueblo estaba hundido en el miedo, hasta tal punto, que nadie se atrevía a abrir las ventanas, y mucho menos a salir de casa.
Pero una noche, alguien llamó a la casa de Selene, esta salió, pero no vio a nadie, tan solo pudo observar una senda de huellas de cascos que se adentraban en el bosque, no pudo resistir la curiosidad, y en cuanto se aseguró de que sus tíos dormían, decidió seguir el rastro.
Aquel rastro conducía a una zona del bosque que Selene no había visto antes, al principio tenía que guiarse por las huellas, pero poco a poco se podía observar como iba apareciendo un pequeño camino de piedra, parecía no haber sido transitado en muchos años, pues aparte de encontrarse es una zona del bosque que no había sido descubierta antes, ya que las piedras estaban casi todas partidas del agua y la maleza que había comenzado a prosperar hacía ya mucho tiempo. Cuanto más avanzaba más clara se hacía la senda pues parecía que por mucho tiempo que hubiese pasado, la maleza todavía no había destruido aquella parte del camino; pero hubo algo que le extrañó mucho a Selene, y era que, a pesar de caminar sobre una piedra de gran dureza, seguía habiendo huellas de aquellas herraduras, como si con cada paso que había dado aquel ser, hubiese fundido la piedra dando aquella forma de huella.
Después de mucho caminar, Selene halló un inmenso muro de piedra, que, a pesar de estar medio derruido, todavía podía contemplarse su misión de resguardar algo de gran esplendor, parecía ser en un pasado la muralla de gran un castillo. Intentó observar lo que había oculto tras el muro, pero este era demasiado alto como para poder verlo, así que no le quedó más remedio que buscar una zona suficientemente derruida como para poder adentrarse. Pasó un buen rato hasta que consiguió encontrar un hueco lo suficientemente amplio como para poder atravesarlo, no podía con los nervios y la emoción pensando en la cantidad de maravillas que podría encontrarse en aquel extraño lugar. Pero, para su sorpresa, lo único que se encontró fue una casita medio derruida en medio de aquel amplio lugar amurallado, aquella humilde vivienda parecía haber sido habitada en años, la madera que componía el techo y el suelo estaba siendo consumido por las humedades y las hierbas que por el abandono de los años, habían conseguido atravesarlos. Solo se podía ver lo que antes era un dormitorio y luego una habitación mucho más espaciosa donde había una tela vieja que hacía de alfombra y una pequilla chimenea que todavía contenía restos de cenizas, que a pesar de tiempo, el viento no había conseguido sacar.
Aquel lugar parecía haber albergado grandes momentos y hermosas historias, era como si cada olor de aquel sitio contase un recuerdo que antaño hubiese sido una realidad. Cuando Selene se dio cuenta, ya era media noche, nadie la estaría buscando y ella disfrutaba soñando en aquel lugar. De repente se dio cuenta que bajo la alfombra había como un pequeño bulto, la cogió por un lateral y la quitó bruscamente, levantando a su vez una gran polvareda contenida encima de la tela, allí encontró una pequeña trampilla que daba lugar a un camino subterráneo. El túnel era muy estrecho pero al menos había en las paredes unas enormes antorchas que parecían haberse encendido hacía poco tiempo, a pesar de que aquel lugar aparentaba no haberse pisado desde hace cientos de años. Al cabo de un buen rato caminando, Selene comenzó a escuchar como un enorme estruendo golpeaba el suelo al fondo del camino, era una cascada, y la luz de la Luna podía empezarse a contemplar, pero una vez llegó al final del túnel, Selene observó en el exterior algo que la maravilló. Aquello era algo que parecía haber sido sacado de un cuento de hadas. Esa zona parecía haber sido habitada tiempo atrás por un gran pueblo. A pesar de que las hermosas casitas de piedra estaban ya medio derruidas, podía contemplarse como aquel fue un lugar de gran esplendor. Todavía podían observarse trozos de algunos tenderetes que ocupaban gran parte de las calles de aquel lugar, un gran mercado en el que la gente pasaría gran parte de tiempo, con sus amigos, familiares… Era triste observar como un lugar que aún incluso en aquel momento desprendía frescura, había terminado por convertirse en aquel montón de ruinas. Selene estaba asombrada, pero cuando después de pasearse un rato por aquellas antiguas calles, pudo observar una edificación más grande de lo normal, cuando se acercó vio que aquello era como una especie de monasterio. Cuando entró en la estancia, solamente podía apreciarse los escalones y los de los muros que poseía en un tiempo atrás aquella edificación. Pero, al subir a la parte más alta de aquel sitio, lo que Selene pudo contemplar no lo había vista antes en ningún lugar. Era como un santuario, y en aquel lugar podían verse seis vidrieras por las que la luz pasaba. Estas contenían en cada una, una estampa distinta: un águila, un toro, un zorro, un lobo y en la quinta un dragón, pero la que más le llamó la atención a Selene, fue la sexta, en la cual aparecía un hermoso pegaso negro en la noche, dirigiendo la vista hacia la luna, era una estampa que le producía una inmensa emoción.
El sol comenzaba a salir y Selene tenía que volver a casa antes de que sus tíos la echasen en falta, pero justamente en ese instante Selene observó como un cristal brillaba bajo un telar oculto en una esquina de la habitación, cuando lo destapó quedó asombrada, allí había una especie de vitrina, la cual contenía una especie de maniquí con una blusa, unos pantalones , unas botas de montar, unos guantes, un sombrero vaquero y un pañuelo que tapaba la mitad inferior de la cara, y toda esta vestimenta de un único coloro negro. Pero lo que más le llamó la atención era la hermosa espada que allí se encontraba, junto con un arco plateado con sus flechas, era algo asombroso…"

domingo, 12 de febrero de 2012

Un mundo sin miedo (3)

Capítulo 3
Solucionando el enigma

El profesor me entregó el examen corregido, su cara era todo un poema, como ya me esperaba, había vuelto a suspender, pero lo que más me dolía ahora mismo no eran mis notas, sino el mero hecho de haber vuelto al mundo real.
Por primera vez en mucho tiempo, lo que más deseaba era volver a mi casa y encerrarme en mi habitación, para así poder cerrar los ojos y disponerme a soñar, soñar en aquel día en el hospital después del accidente, soñar en el día en el que se solucionasen mis dudas, soñar en un mundo sin miedo.
Ya había pasado un mes desde mi última conversación con aquella misteriosa chica. la verdad es que sus palabras fueron escasas, pero aún así, cada vez me creaban más preguntas sin resolver.

Al llegar a mi casa me fui corriendo a mi habitación, tiré mi bolso en la cama y me dispuse a encender el ordenador. Si quella chica no me daba las respuestas que buscaba a mis preguntas, tendría que buscarlas por mi cuenta.
Durante dos semanas estuve investigando por todas partes: en internet, en la bitblioteca, en la tienda de libros antiguos... Pero nada, era como si toda la información del mundo hubiese desaparecido de golpe.
Estaba agotada, ya no sabía que más hacer para conseguir darles una solución a mis dudas, se me habían acabado las ideas. Pero enonces recordé las últimas palabras que me dijo, unas palabras que, a pesar dee no encontrarles un significado, estaban llenas de enigma y sentimiento:
  
"Yo soy aquella que ha sido enviada por la que guarda la noche y la oscuridad para propagar su mensaje por la tierra, soy aquella a la que han enviado para extinguir el mal de la noche y de la oscuridad, pero en el fondo solo soy sirvienta de aquella a quien le he entregado mis sueños, mi vida y todo mi ser."

Estaba segura de que algunas de las respuestas que buscaba se encontraban en esas palabras, así que me dispuse a examinarlas minuciosamente, sobre todo en las partes que más me llamaban la atención, como: la que guarda la noche y la oscuridad. Parecía referirse a a especie de guadrián de la noche, eso me sonaba, pero no recordaba a que. Entonces me di cuenta, en la clase de lengua hablabamos de que antiguamente, los poetas inspiraban sus obras en un guardián de la noche... la luna.
Aunque no sabía exactamente que significaba, pero si pude darme cuenta de que había descubierto algo importante. Pero ahora no podía seguir pensando en eso, estaba demasiado cansada, solo quería volver a soñar...

"Enorabuena, sabía que lograrias averiguarlo"

Esas palabras resonaron en mi cabeza como un susurro que me invitaba a despertar. Poco a poco fui consiguiendo abrir los ojos, pero solo cuando logré despertarme por completo, pude esbozar una pequeña sonrisa al verme otra vez en aquel extraño lugar de mi mente.

Era todo como lo recordaba, un lugar vacío de sensaciones y lleno de paz. Solo había cambiado una cosa, ahora el suelo estaba totalmente cubierto de una hermosa hierba azul. La verdad es que no me desagradaba el cambio, pues le daba un toque de vida y frescura a aquel lugar. Había llegado a enamorarme de este sitio, pues era la única parte del mundo donde podía olvidarme de mis problemas y sentir al fin la libertad.

Tan solo echaba de menos una cosa, y era la presencia de aquella misteriosa chica enmascarada, pero en el fondo sabía que no debía preocuparme, pues el mero hecho de que estuviese otra vez allí, significaba que ella también estaría.
Estuve un buen rato sentada en la hierba, esperandola, pero fue en vano, no la veía por ninguna parte.
Así que decidí levantarme e ir yo misma en su busqueda.
           -Hola de nuevo.
Me pegué el susto de mi vida, la verdad es qu elo último que me esperaba era que alguien apareciese a mis espaldas, pero el hecho de que fuese ellla me tranquilizó.
La vedad es que cuanto más observaba su estampa al lado de su montura, más me sorprendía, siempre con su vestimenta negra y su pañuelo del mismo color tapandole la mitad inferior de la cara, este último nunca lo comprendí, pues era como si tuviese algo que ocultar. Aunque lo que más me seguía sorprendiendo era la forma que tenía de saludarme, siempre arrodillandose y quitandose el sombrero.
           - Hola. - La saludé entrecortada, la verdar es que no sabía que decir.
           - Felicidades, sabía que conseguirias resolver el enigma.
           -¿Lo de la Luna? ¿Pero qué significado tiene? - La estaba atosigando a preguntas, pero ya estaba cansada de seguir esperando a que me diese las respuestas.
           -Tienes razón, mereces que te dea algunas respuestas. Yo soy una mensajera, la mensajera de Luna, y esta es mi yegua, Noche.
           -¿Qué es una mensajera? ¿Y quién es Luna?
           - Luna es la guardiana de la noche y la oscuridad, esta adopta la forma de un pegaso negro. La verdad es que existen otros cinco guardianes: el del agua y las mareas, el del día y la luz, el del desierto, el de la naturaleza y la del viento.
Lo cierto es que estaba sorprendida, buscaba respuestas, pero nunca llegué a imaginarme que fueran así. Pero de todas formas la dejé continuar.
            - Los mensajeros, en este caso de Luna, somos seres que hemos tenido que sufrir el mundo de los humanos antes de ser elegidos por los guardianes, cada guardián tiene un mensajero, y todos, al igual que tú, hemos recibido este honor a través de los sueños.
            - ¿Al igual que yo? ¿Qué quieres decir con eso?
            - Quiero decir que tú eres la siguiente elegida, la siguiente mensajera de Luna.
Me quedé atónita, eso era imposible, ¿yo, una mensajera? No entendía nada, estaba asustada pero a la vez emocionada por esa idea. Tan solo había hablado tres veces con esa chica y ya le había conseguido dar un gigantesco vuelco a mi vida.
             - ¿Pero quién eres realmente?
             - Soy aquella enviada a darte el mensaje de tu vida, soy aquella nacida de tu alma y alimentada de tus sueños, soy... tú.
             - ¿Cómo es posible?
             -Llevo años oculta en tus sueños, esperando el momento en el que estuvieses preparada para asumir ti nueva posición en la vida, y así ha sido.
             - Buf, es increible, pero... ¿De dónde viene todo esto? Quiero decir,¿cómo ha comenzado?
             - Será mejor que te sientes, te lo voy a contar todo desde el principio...

lunes, 6 de febrero de 2012

Un mundo sin miedo (2)

Capítulo 2 
Revelando un gran secreto

Todo era muy extraño, lo último que recordaba era ver un coche cuando cruzaba la calle, pero sin saber ni como ni cuando, ahora me encontraba en un extraño lugar en el que jamás había estado. la verdad es que no sabría describirlo con exactitud, no había ni paredes ni techo, y a veces parecía que no había ni suelo, si tuvieses que definir este lugar con una palabra, esta sería: nada, aquello parecía el autentico vacio.
Estaba desesperada, creí que me iba a quedar allí para siempre yo sola, lejos de mi casa, de mis amigos, de mi vida..., pero entonces, como salida de la nada, apareció ella a pleno galope.
Era una magnifica estampa el verla galopando con aquel hermoso animal, pero de todas formas, fuese o no un sueño, no pensaba irme de allí sin obtener respuesta alguna.
Se bajó del caballo y se acercó a mi, llevando siempre al animal a su lado. Estaba deseando tenerla frente a mi, para así poder empezar a soltarle tantas preguntas como pudiese. La verdad es que se me quitaron todas las ganas de decirle nada, pues, cuando estuvo frente a mi, soltó las riendas del animal y me saludó quitandose el sombrero, el trato que me estaba dando era como si fuese un privilegio el poder verme y saludarme, la verdad es que me quedé bastante sorprendida. Hubo un largo silencio, un silencio que no pareció llegar a si fin hasta que ella lo cortó diciendo la primera palabra:
           - Se que tienes muchas preguntas para hacerme, pero tranquila, tenemos todo el tiemo del mundo para contestarlas, pero te veo nerviosa, dime, ¿que te inquieta?
Su voz, suave y armoniosa, era como una dulce melodía capaz de amansar a la más temible de las fieras. Pero a pesar de todo, me extraño que me hiciese esa pregunta, pues no sabía ni donde estaba ni que estaba pasando allí,sin olvidarnos que estaba hablando con una chica que solamente había visto una vez en sueños, así que decidí ocultarle un poco la verdad:
            -Pues la verdad es que no se donde estoy, ni se lo que ha pasado, solo recuerdo haber visto un coche al cruzar la calle y después... nada.
            - Si, es normal que esteas confusa, has recibido un buen golpe, pero tranquila no hay nada de lo que debas procuparte.
            - ¿Pero qué es lo que ha pasado?-yo ya empezaba ha ponerme nerviosa,quería saber que había ocurrido.
            - Cuando cruzabas la calle te ha atropellado un coche, el conductor iba bastante borracho y perdió el control, ahora mismo estás en un hospital, pero tranquila, no te ha pasado nada, te recuperarás muy pronto.
La verdad es que tiene sentido, pero aunque no sea una experta, se distinguir un hospital, y estaba segura de que aquello no lo era. Eran demasiadas preguntas y muy pocas respuestas, me estaba haciendo un lío, pero todo a su tiempo, ella misma lo ha dicho, tengo todo el tiempo del mundo.
             -¿Y se puede saber donde me encuentro?¿que sitio es este?
             - ¿De verdad que no lo conoces? Este sitio que tanto te sorprende, es el mismo lugar en el que sueñas cada noche, aquí es donde reproduces cada uno de los sueños que crea tu mente.Dime, ¿qué más dudas tienes?
             -¿Quien eres tú?¿Por qué apareces en mis sueños?-Se mantuvo un rato el silencio, ella esbozo una sonrisa, cómo si lo que le hubiese preguntado le pareciese algo evidente.
              - Yo soy aquella que ha sido enviada por la que guarda la noche y la oscuridad para propagar su mensaje por la tierra, soy aquella a la que han enviado para extinguir el mal de la noche y de la oscuridad, pero en el fondo solo soy sirvienta de aquella a quien le he entregado mis sueños, mi vida y todo mi ser.
               -¿Cómo? No te entiendo, ¿qué eres? ¿y quien es esa persona de la que hablas?-Cuantas más respuestas obtenía, más eran las preguntas que se volvían a plantear-.
                - Lo siento, no puedo decirtelo, se nos agota el tiempo, debo irme.
                -¡No!, espera, todavía no se como te llamas, y tampoco se cómo contactar contigo.
                - Estate tranquila, cuando llegue el momento volveremos a encontrarnos., y ahora.... despierta.
En ese mismo instante abrí los ojos y me vi en una habitación, era cierto, estaba en un hospital.No podía creer lo que acababa de ocurrir, parecía tan  real... A pesar de intentar comprender las cosas, el cuerpo me dolía demasiado como para pensar en nada, no tenía nada roto, pero testaba llena de magulladuras.
Pero de todas formas tenía algo muy claro, y es que  despues de lo ocurrido, nada volvería a ser lo mismo.

viernes, 3 de febrero de 2012

Un mundo sin miedo (1)


Capítulo1
Aprendiendo a Soñar

Tiré la mochila al suelo, y le di una patada a mi puerta, no estaba totalmente segura de por qué lo había hecho, pero si sabía que dentro de mi había una inmensa ira que no me dejaba vivir tranquila.
Ultimamente las cosas no me estaban llendo nada bien, no paraba de suspender los examenes a pesar de pasarme semanas estudiando y en mi casa todo eran problemas, mis padre no me hablaba y mi madre un día se creia que me comprendía y que me quería ayudar, pero al día siguiente ya estaba a gritos conmigo.
Entonces decidí respirar profundamente y coger mi diario para escribir y relajarme un poco. En cuanto terminé de escribir acabé por quedarme dormida, había sido un día agotador y estaba tan cansada que me había olvidado incluso de cerrar el diario, en el guardaba todos mis sueños, mis eperanzas, mis ilusiones y todo aquello que me importase representado con palabras.
Aquella noche fue una de las mas hermosas que recuerdo, pues en mis sueños apareció como de la nada una extraña chica vestida con unos pantalones y una blusa negra, tambien pude fijarme que tenía la cara tapada con un pañuelo negro y en la cabeza llebaba puesto un sobrero del mismo color, auque algo que me sorprendió mucho fue aquel caballo negro que montaba, tal era su belleza que emocionaba hasta mirarlo; tenía unas hermosas crines largas y onduladas al igual que su cola, y sus cascos estaban recubiertos por el pelo de sus patas. De repénte escuché mi nombre como un susurro que me hablaba:

"Ana, despierta, tu momento está a punto de llegar.."

Intenté acercame a ella, pero cuando me di cuenta ya, estaba despierta, a pesar de ser las 2.00 de la madrugada.
Al día siguiente, al volver al instituto, me encontraba con mas enegía de lo normal, a pesar de no haber casi dormino y sin haber comido nada desde ayer por la tarde. Pero lo que mas me preocupaba en ese momento no era mi estado animico, si no aquella chica que la noche anterior se me había presentado en sueños, era tan extraño, jamás un sueño me había impactado tanto... también puede ser porque nunca les presté ni la menor atención, simplemente eran una parte más del día. Pero, dejando eso a parte, había algo en la mirada de aquella chica que me cautivó, fue como si toda la noche se concentrase en sus ojos azul-plata, además quella voz que me hablaba.. ¿Qué querría decir con que mi momento estaba a punto de llegar?
Cuanto más pensaba en ello menos sabía porque me llamaba la atención, pero aún así, cada vez que esos ojos me venían a la cabeza, me recordaban a algo, no sabía el que, pero a pesar de todo, me llenaban de serenidad y armonía. Tan solo pensaba en que volviese ha llegar la noche para irme a dormir y poder soñar con ella otra vez.
Ya era hora de irme a casa, pero a pesar de haber estado el mismo tiempo de siempre en el instituto, esta vez se me había hecho interminable. Al llegar al semaforo me fijé en que estaba apagado, unos graciosillos de 2º de Bachillerato se habían divertido cortando los cables, no parecía pasar ningún coche, así que decidí cruzar la calle, pero no mi gran error fue el no haberme quedado a mirar otra vez si algún vehiculo se acercaba, pues cuando ya casi había cruzado la calle, todo se volvió negro...

jueves, 2 de febrero de 2012

Unas palabras ante la muerte.

  

"Ha llegado tu momento, mátame aquí y ahora, no tendrás otra oportunidad como esta, si lo consigues desapareceré,no volverás a saber de mi existencia, pero si fracasas , jamás te librarás de mi.
Siempre estaré ahí, en cada sueño, en cada sombra, en cada noche, en cada luz de luna… Seré el demonio de tus pesadillas, te haré sufrir hasta el punto en el que desearás estar muerto. No estarás seguro en ningún lado, da igual donde te escondas, siempre te encontraré. Desearás ver el filo de mi espada en tu pecho para no verme más. El estruendo de los cascos de mi montura retumbará en tu mente cada noche, sus ojos propagarán mi ira hacia ti.
Debiste matarme cuando tuviste tu oportunidad, porque en cada gota de sangre que derrames, en cada llanto con lágrimas de tu dolor, en cada grito de desesperación .. Ahí estaré yo, dándote mil puñaladas por cada rasguño que provoques...
Soy aquella enviada a propagar el mensaje de quien guarda la noche y la oscuridad.
Estate atento, porque ni tu ni quienes te siguen jamás estaréis protegidos. Haré que tus amigos sean tu enemigos, y que tus enemigos ansíen tu muerte, estarás solo.
He sido enviada para acabar contigo y con quienes amenacen la protección de la noche y la oscuridad, y cumpliré mi misión, tarde o temprano te las verás conmigo y no tendrás escapatoria. Solo morirás cuando yo te lo permita, soy el verdugo que realizará tu ejecución…”